Este espacio pretende ser un blog en el que 7 personas compartirán sus experiencias personales, sus miedos e ilusiones y cualquier cosa que se les pase por la cabeza con total libertad.
La vida es complicada, ser feliz, cuidarse, tener hijos es toda una aventura. 7 experiencias anónimas para reflexionar, reír, aprender o discrepar. Nosotros os ponemos el foro, vosotros la magia de compartir vuestras inquietudes.

25 de mayo de 2011

La llegada del primero: la ducha

Carmen - Y al quinto, descansé


¡Que alegría! ¡Qué ilusión! ¿Seré una buena madre?...... ¡Socorro! ¡Que miedo!

Tranquilidad, que no cunda el pánico, tengo que ser positiva. Yo consigo todo lo que me propongo y ahora mas que nunca esto tiene que salir bien. Me he empapado de toda la información a mi alcance: revistas especializadas, libros, Internet….. y por supuesto amigas y como no: gracias Mamá, que aunque pienses que hago mas caso a todos, lo que tu me dices es muy valioso para mi porque al final yo SOY en gran medida gracias a ti.  

A los dos días del nacimiento la llegada a casa, lo tengo todo preparado, como buena primeriza. Con lo que no contaba es que de repente mis días pasan de tener 24 horas a ¿4?. No me salen las cuentas, hasta antes de su llegada yo era capaz de en un solo día: trabajar, ir al gimnasio, desayunar, comer, cenar, ir al cine,  hacer compras, ducharme….. y hasta dormir 8 horas seguidas. Ahora no voy a trabajar, no voy al gimnasio, me alimento cuando buenamente puedo, de cine nada, compras nada, ducharme a la velocidad de la luz, de dormir ni hablemos, que caos!!!!!!!! 

Voy a detenerme un momento en el momento ducha, que aunque ahora me da risa os aseguro que lo pasé realmente mal, bebé en la cuna aparentemente dormido, digo aparentemente porque estoy segura que una de las primeras cosas que ha desarrollado mi bebé es una especie de sensor que cuando detecta que necesito 2 minutos para hacer algo se acciona y hace que llore o simplemente emita un ruidito que provoca que  inmediatamente me de la vuelta y acuda a su lado. Lo cojo en brazos para calmarlo, miro su pañal (aunque acabo de cambiárselo), pienso: tiene hambre (aunque ha terminado de comer hace 10 segundos) entonces le vuelvo a dar…. Bueno cuando termine me ducho. Le vuelvo a dejar en la cuna, parece que se duerme, estoy cansada tengo sueño, me tumbo en la cama, cierro los ojos y caigo en un sueño profundo. De repente emite un ruidito, algo así como: gnnn, me despierto, me incorporo, le miro, sigue durmiendo y entonces me doy cuenta que han pasado ¡dos horas! y aún no me he duchado, pero es el momento perfecto porque está dormido. Entro en el baño y cuando pongo el primer pie en la ducha…el resorte!!!! Vuelve a llorar, voy corriendo y empiezo de nuevo…. creo que para poder ducharme necesito que alguien cuide al bebé porque pienso que mientas estoy en la ducha si llora no le voy a oir. ¿Y que? Con el tiempo he descubierto lo relajante que resulta darme una ducha, precisamente porque con el ruido del agua no puedo oir los ruiditos que emite el bebé, me he dado cuenta de que si está en la cuna no le puede pasar nada. A ver, si ni siquiera es capaz de darse la vuelta, ¿será capaz de levantarse y tirarse de cabeza al suelo? Es un pequeño detalle del que me dí cuenta al cabo de unos días.

No hay comentarios:

Publicar un comentario