Estoy desorganizada

Curra - Casi 40 y buscando bebé

Al menos es así como mi ginecólogo ha encarado el resultado de mis análisis. Para que una mujer pueda concebir –me comenta- debe de tener dos parámetros en orden. El primero, un útero receptivo que tenga sus hormonas al nivel adecuado para que un óvulo pueda implantarse y crecer. El segundo, unos ovarios que ovulen. Yo tengo ambos parámetros correctos y estupendos… pero a destiempo! Que no se ponen de acuerdo entre ellos –me dice- Y yo, interiorizando sus explicaciones, imagino a un optimista y maduro óvulo apareciendo para terminar flotando en el desierto; o a mi útero después preparándose para la fiesta cuando el óvulo, muerto del aburrimiento, ya se ha marchado. Perpleja ante semejante noticia acierto a preguntar: ¿y esto es por la edad? A lo que me contesta: puede, pero también es el estrés. Mi vida y el estrés, esto da para varios post monográficos. En fin, la nota para la esperanza es que me confirmó que regular estos dos parámetros no era nada complicado. Un tratamiento hormonal que asegurará la ovulación de manera que sincronizáramos ambos procesos.

Hormonas; siempre he tenido un cierto respeto a la idea de alterarlas. Tal vez porque siempre he sentido que las mías no andaban muy bien. No es de extrañar que ahora me digan que son rebeldes. 
En cualquier caso, pensé que sería más prudente, antes de iniciar ningún tratamiento, el estudiar a la otra parte de la ecuación. Así que quedé con el doctor que el próximo día la analítica a estudiar sería la de mi marido.

Salí de la consulta confirmando lo que hasta ese momento me había negado a pensar: esto de ser madre no va a ser fácil.