LOCURA nº1 - Toma primera

Anita - Una loca por la vida

Hola Blogueros:

Aquí estoy con detalles de mi última locura.

El domingo, 8 de mayo, tuvo lugar en Dusseldorf (Alemania), la maratón, y allí estuvimos mi amado Jorge (luego os contaré cositas sobre él) y yo.

No se si habéis corrido alguna vez un maratón. Si estáis en vuestro sano juicio, seguramente no….Se trata de una carrera de 42Km y 195m, y es muy importante no olvidarse de esos últimos metros porque os aseguro que en ese momento toda distancia es un HORRORRRRRRRR. Aunque lo duro es correr la carrera en si, lo realmente tedioso y sacrificado es el entreno. Con un mínimo de antelación de 3 meses desde la fecha D, empieza el calvario: correr series, hacer tiradas largas de hora y media y dos horas, hacer intervalos, correr medias maratones y carreras de 10km, y cualquier otro deporte complementario….Vamos, que te pasas más tiempo corriendo qué viviendo!!!!! La suerte que tengo es que Jorge, mi amado esposo, comparte conmigo la mayoría de mis aficiones (bueno, a las clases de streptease no se ha apuntado) y claro, es muy agradable tener un compañero de fatigas.

Deciros, que en esto del deporte, Jorge y yo somos muy anárquicos……Me explico: no llevamos pulsómetro, ni podómetro, no hacemos dietas (bueno, si….la de la cerveza. Je, je, je!!!) y nos gusta mucho, mucho, la buena vida…..

Y vosotros os preguntaréis, ¿Es su primera maratón? Pues no, esta hubiera sido la cuarta y digo hubiera sido, porque…..tenéis que seguir leyendo.

¿Y por qué ir a Dusseldorf? Porque Pedro y Maika, nuestros amigos navarricos, se han trasladado a vivir allí y claro….Pedro es una máquina corriendo y al final, a la aventura de este maratón nos apuntamos los tres: él, Jorge y yo. La realidad es que solo queríamos una excusa para visitarles y conocer un sitio nuevo.

En eso del entreno, este año habíamos flojeado un poco, pero bueno….La aventura empezó a tomar forma, el día que nos enteramos que nuestra sobrina Carmen hacía la comunión el sábado, 7 de mayo, a las 12.00 horas; así que en vez de volar a Alemania el viernes, como teníamos previsto inicialmente, nuestros billetes especificaban la salida el sábado a las ocho de la tarde, con llegada a Dusseldorf a las diez y media de la noche, con tiempo suficiente para descansar y levantarnos al día siguiente, frescos, para la maratón…..Pero nuestra amiga, la compañía IBERIA, una vez más, nos jugó una mala pasada. No os voy a explicar todos los detalles, solo os digo, que eran las cinco de la mañana del domingo, día D, cuando entrábamos en casa de nuestros amigos Pedro y Maika. Como resultado, en vez de correr todos esos kilómetros horribles, Jorge y yo, únicamente corrimos a partir del 30, momento en el que cogimos a Pedro (que empezó desde el 1) y le escoltamos hasta la meta.

Desde Dusseldorf con Glamour

Hay un dicho sobre la maratón: “Los 30 primeros kilómetros se corren con las piernas, los 10 siguientes con la cabeza y los 2 últimos con el corazón”…, así que os podéis imaginar lo importante que es animar a alguien cuando le quedan los últimos 12.

El recorrido era espectacular, y la llegada a meta increíble….al lado del Rin. Pero lo mejor, lo mejor, vino después. Cervezas, cervezas y más cervezas (ALTBIER, es el nombre de la de Dusseldorf), salchichensssss, paseos por la ciudad bajo una temperatura absolutamente veraniega (24ºC) y sobre todo la compañía de nuestros amigos, con los que compartimos risas.

Ya os dejo, pero antes, deciros que el glamour no está reñido con el deporte y si no como prueba un botón……(por cierto, las uñas de los pies y las manos eran del mismo color que mi falda).

Altbier, el reconstituyente perfecto

¡Hasta la próxima!!