¿Os he contado alguna vez qué me encantan las tradiciones? Supongo que por eso, las pocas que tengo me gusta mantenerlas.
El blog de hoy va destinado a una de ellas, mi viaje anual a Soria.
Tenemos por costumbre desde hace ya varios años, reunirnos un grupo de amigos en Soria, en el Monte de las Ánimas, la noche de Todos los Santos (31 de octubre). El objetivo es subir a leer a la luz de la linterna, mientras nos tomamos un cafetito hirviendo que hemos preparado previamente en un termo, la Leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer, cuyo título lleva el nombre de dicho Monte.
El grupo empezó siendo pequeño y con el paso de los años ha ido aumentado, y es lo que tiene hacerse mayor, que la gente va teniendo hijos. Así que ahora, a ese grupo de 6 personas se le han añadido 4 ejemplares más, los peques de mis amigos.
Gastado por el uso el libro y el conjuro |
En realidad el objetivo es este, pero por supuesto, hay muchos añadidos más, que hacen que la experiencia cada año, sea absolutamente maravillosa. Y con esto me refiero a nuestro paseo por Soria, nuestro aperitivo en el Torcuato (esas banderillas y cañitas fresquitas), nuestra cena en el Mesón Castellano (con la consabida ingesta de torreznos), la compra del décimo de lotería de Navidad y como no, la BARBACOA. Es la barbacoa con mayúsculas, aunque en realidad, el artilugio en si, sea minúsculo (llevamos una portátil que se asemeja a una caja de zapatos). En Madrid compramos todo, no nos falta de nada. Con deciros que hasta llevamos mantel de cuadros y servilletas, con nuestros nombres bordados….Si, Esther va cosiendo nuestros nombres en cada una de las servilletas. ¿No os parece bonito? A mi me encanta…..Esperaré impaciente otro año más.